Mitsuha Vol. 01 – Cap. 02

Mitsuha Vol. 01 – Cap. 02

Traducción: Suyen
Corrección: Ganzito


Capítulo 2: La bestia debe morir


Y así, unos cuantos años pasaron…

 

Bueno, en realidad, ¡Fueron sólo tres días! Luego de un rato de intensa pantomima, Mitsuha de alguna manera logró hacer que los padres de Colette entendieran lo que ella quería. O al menos eso esperaba. Primero, les pidió permiso para quedarse a cambio de ayudar en la casa. También les informó acerca de sus planes de viajar a la ciudad más cercana, y pidió suministros de comida y agua para el viaje. Por último, en una ráfaga de emociones, pidió indicaciones para llegar ahí.

Hacía mucho que Mitsuha se había rendido con aprender su idioma. No podría aprender tanto en sólo unos días, de todas formas. Mitsuha pensó que mientras la ciudad tuviera ciudadanos que hablaran japonés—o al menos inglés—podría pedir un teléfono y llamar a la embajada o algo parecido en Japón. Entonces no tendría problemas para volver a casa, y una vez que regresara, no volvería a estar en ninguna otra situación donde el lenguaje local le sirviera de algo. Enviaría sus agradecimientos a sus benefactores, claro, pero con la ayuda de un traductor.

Otra cosa que Mitsuha comprendió de sus charlas con la familia era que ellos creían que era una niña. Era poco sorprendente, especialmente considerando que ella parecía menor para los estándares japoneses. A sus ojos, ella tenía solamente diez años, doce como mucho.

¿Sabes qué? Está bien para mí.  La mayor parte del tiempo, al menos. Es conveniente para mí, ¡Así que seguiré el juego! Si Colette tiene ocho, no me importa ser su amiga de doce años.

Después se enteró que era una costumbre local que las familias adoptaran a los huérfanos o niños repudiados. No era raro que estos niños y niñas terminaran casándose con los hijos de sangre de sus padres adoptivos una vez que crecieran, y siempre serían considerado como una ocasión favorable. “¡Ahora en serio eres nuestro hijo!” Porqué no. La mayoría se casaban con otras familias, claro, pero seguían tratando a los adoptivos como sus padres verdaderos.

Nuevamente, era un pueblo pequeño, así que todos ahí eran como familia. La mentalidad tras esta práctica podría resumirse en “Es mejor cuidar a los huérfanos y niños perdidos que simplemente llevarlos con las autoridades. ¿Por qué perder el tiempo buscando a los padres que quizás se fueron hace mucho o abandonaron a sus hijos?” Ahora tenía sentido porqué los padres de Colette eran tan amables con Mitsuha y no les molestaba para nada su presencia. Bueno, ella se iría pronto de todas formas, así que tampoco le importaba mucho.

Con eso en mente, ¿Por qué Colette pasó la mitad del día diciéndome todo esto? Moviendo sus brazos como loca, garabateando su árbol familiar… ¿Qué importa? Una chica con relación a la familia perdió a sus padres y fue adoptada por una familia que tenía un hijo. Eventualmente se casaría con él y ahora ambos cuidaban de sus ancianos padres y… Espera… ¡¿P-por qué me mira así?!

Si ignoras la desconcertante presión de Colette, los siguientes días de Mitsuha habían sido muy pacíficos. Ayudó en la cabaña de distintas maneras, una de ellas fue cocinando. Incluso si la familia no tenía especias o utensilios modernos, Mitsuha aprendió cómo cocinar gracias a su madre cuando estaba en la primaria, y sabía lo suficiente como para defenderse. Los platillos resultantes eran tan buenos que Erene, la mujer de la casa, estaba bastante irritada.

Talar madera fue una historia completamente diferente. ¿Siquiera cuenta como tarea doméstica? ¿No se supone que es algo que el papá debería de hacer por sí mismo? Después de haber murmurado aquellas quejas, Mitsuha rápidamente aprendió que preparar la leña para el fuego era de hecho el trabajo de Erene y Colette. Mientras luchó para ayudarlas, descubrió que el hacha era pesada y difícil de usar pues usualmente perdía su objetivo. Incluso cuando no lo hacía, la hoja se mantenía cómodamente en la madera, y fallaba al sacarla para terminar el trabajo.

Eventualmente, su piel comenzó a pelarse, y sus músculos comenzaron a doler. Le faltaba la respiración y sus piernas se tambaleaban bajo ella. No tomó mucho tiempo hasta que se le instruyó hacer algo más. ¿Por qué Colette es tan buena en esto? ¡Mira cómo va! Esos troncos vuelan…

 

Al día siguiente, Mitsuha y Colette fueron al bosque a recolectar. A cada una se le había dado una canasta, pero Mitsuha terminó sosteniendo ambas. No porque estuviese confiada en sus habilidades de recolección, sino porque era más fácil para Colette moverse alrededor y hacer su magia de “niña de la naturaleza”. Una idea indudablemente clara.

Espera, este es el bosque por el que estuve vagando, ¿No es así? Así es como Colette me encontró. ¡Tengo que sacar esto adelante puesto que arruiné su sesión de recolección! Y se propuso a sí misma recoger tantas plantas como fuera posible. Colette le había mostrado algunas muestras de lo que tenía que buscar, así que no habría ningún problema… o eso creyó. Resultó ser que sólo crecían en lugares específicos, y tenías que saber dónde buscar. No tenía suerte encontrando ninguna sin la ayuda de Colette. Bueno, no es como si fuera a dedicarme a esto. Está bien mientras puedo ayudar un poco.

Cuando las canastas ya estaban llenas casi a un tercio de su capacidad, Colette se detuvo en seco. Mitsuha la miró. La más joven empalideció. Hizo gestos a Mitsuha para que bajaran las canastas, y así lo hizo, incluso cuando no tenía idea de porqué. Colette retrocedió lentamente y susurró “Kel kolore, maltoneis…”

Oh, esa es una de las frases de las que se aseguraron de que aprendiera. Aunque Mitsuha estaba determinada a no aprender la lengua, memorizó un par de palabras para volver la comunicación más fácil. Después de todo, era imposible avanzar sin nociones de “si”, “no”, “agua”, “comida”, “hambre”, “dame esto” y más. Las palabras de Colette estaban relacionadas con una bestia peligrosa en las cercanías, lo que significaba—

Espera, ¡¿QUÉ?! ¡Pero me dijeron que las bestias eran raras por estos lares! ¡Colette literalmente me hizo un dibujo para decírmelo! Mitsuha comenzó a entrar en pánico. Ah si, “raro” no significa que jamás aparecerán, tonta. Ambas retrocedieron silenciosamente, dejando las canastas atrás. Mitsuha asumió que volverían a recogerlas una vez que la bestia se hubiese ido o hubiese sido cazada.

Es una lástima no poder salvar algo de lo que recolectamos. Las cosas no se secarán adecuadamente en estas condiciones, se arruinaran para cuando podamos volver. Como sea. La vida es más importante que un par de plantas. Solo tenemos que escabullirnos y… ¡Espera, estamos contra el viento! ¡Esto es muy malo!

Un segundo. Por muy superhumana que sea, no hay manera de que Colette haya notado a las bestias antes de que ellas nos notaran a nosotras, así que no tiene sentido escabullirse. ¿Pero entonces porque no viene a por nosotras? ¿No tiene hambre? ¿Está cazando a otra presa? ¿Es un herbívoro? Si, claro—estamos lidiando con un verdadero thriller de primera categoría aquí. ¿Entonces a qué espera? Piensa… ¡Piensa! Vamos cerebro, eres una PC llena de conocimiento random!

Hecho. Hay tres posibilidades.

La primera: Se está tomando su tiempo para asegurarse de que no podamos escapar. Pero no es realmente necesario para unos pequeños y lentos humanos como nosotros, ¿Cierto?

La segunda: Nos ve como juguetes y está jugando con nosotros para divertirse. En ese caso, ya se habrían revelado ante nosotras para asustarnos.

La tercera: Nos está usando como cacería de práctica para los cachorros.

Dos niñas corriendo eran relativamente lentas, así que sería imposible que escaparan; adicionalmente, la bestia no tendría que preocuparse por sus cachorros siendo lastimados por alguna especie de contraataque. Sip, las chicas humanas son la primera cacería perfecta para los bebés. Aún si una de nosotras no es realmente una “niña”, pero mantengamos eso en secreto. Era una suposición de Mitsuha, pero a pesar de todo, era claro que estaban en peligro.

Se devanó el cerebro en busca de la mejor manera de salir de esa. ¿Deberían comprar tiempo? No tenía idea de cuánto tiempo tendría que pasar antes de que los aldeanos fueran a buscarlas. ¿Al anochecer, tal vez? ¿Irían? Obviamente los padres de Colette lo harían, pero el resto podría verlo peligroso. Sin mencionar que probablemente ninguna de ellas lograría aguantar hasta entonces.

Mitsuha se giró y vio a unas cuantas criaturas acechando entre los árboles. Una cosa tan grande como un lobo y unos cuantos más pequeños… Tenía razón. No pueden trepar árboles, ¿Verdad? Se preguntó escaneando rápidamente el área en busca de cualquier árbol con ramas bajas. Los lobos se prepararon para moverse, así que se decidió por lo primero que vio.

“¡Colette!” Gritó, luego agarró la mano de la chica y tiró de ella para acercarla. Las ramas del árbol estaban fuera del alcance, sería demasiado difícil para las bestias trepar y pese a la ligereza de ambas sería lo suficientemente estable como para soportar a Colette. Mitsuha la agarró por las axilas, la levantó del suelo y la subió al árbol.

“¡Mitsuha!” Colette chilló su nombre y balbuceó unas cuantas palabras más que no pudo entender. Ignorándola, Mitsuha movió sus manos de las axilas de la chica a sus pies para impulsarla hacia arriba. Colette entendió inmediatamente lo que Mitsuha estaba haciendo y comenzó a escalar el árbol por sí sola. Una vez que alcanzó la primera rama, se impulsó a sí misma hacia esta. “¡Mitsuha!” llamó de nuevo, y estiró su pequeña mano tan abajo como pudo.

“Lo siento.” Mitsuha sonrió y sacudió su cabeza. “No soy buena escalando árboles, y esa rama probablemente no nos soportará a ambas. ¡Bye-bye, cariño!” Las bestias comenzaron a aproximarse lentamente—con su presa quedándose en su lugar, ellos debieron pensar que se estaba rindiendo. Confirmando lo que Mitsuha había vislumbrado anteriormente, una de las bestias adultas emergió junto a tres de sus crías. Eran muy parecidos a lobos, así que decidió asumir que de hecho eran lobos.

Arrojó una vara hacia ellos como distracción. No les dio, pero lo tomaron como un signo de agresión y sus labios se curvaron en una serie de gruñidos. Bien. Pase de “una presa débil y sencilla” a “una presa que se resiste”. ¡Tengo su atención, así que todo lo que tengo que hacer ahora es alejarlos! Se alejó tan rápido como pudo de donde estaba Colette quién sólo gritaba “¡Mitsuha! ¡Mitsuha! ¡Mitsuhaaaaaaa!”

No tomó mucho tiempo antes de que empezara a fatigarse. Siempre me levanto temprano, pues tengo toneladas de cosas que hacer por la mañana. Me quedo sin energía rápidamente, ya que hay toneladas de cosas que nunca hice. Sin contar la clase de gimnasia, mis únicos ejercicios fueron partidos de airsoft a los que mi hermano me arrastraba, así que soy tan débil como parezco. Tengo buenos reflejos, pero daría asco en una maratón.

El terreno del bosque también era muy hostil para un corredor humano, así que la bestia la atrapó fácilmente. Tampoco parecían esforzarse demasiado; Mitsuha se imaginó que sólo estaban jugando con ella antes de matarla. Sólo los grandes están cazando. Eso es bueno también, ya que los más pequeños definitivamente no pueden escalar por el árbol hasta Colette. No fue un pensamiento que tomara mucho tiempo, pero Mitsuha deseó poder haberse asegurado de cuidar sus piernas.

¡Agh, ya casi! ¡Sólo necesito asegurarme de que Colette escape! Pensó, pero en el momento en que dio un mal paso, tropezó y se estrelló con un árbol cercano. Si el lobo que gruñía salía del panorama, habría sido algo sacado de una comedia de payasadas. ¡Aaah, no quiero morir! ¡Colette! ¡Papá! ¡Mamá! ¡Hermano! Paniqueó encogiéndose contra el tronco. Mientras los mortales colmillos del lobo se acercaban, distintos momentos de su vida pasaron frente a sus ojos.

La sonrisa de Colette, sus padres, su hermano mayor… Él le había enseñado y dicho todo tipo de cosas. Ella lo había amado mucho y siempre podía confiar en él sin importar cuán… excéntrico fuera. Siempre le había molestado cuanto amaba usar frases ingeniosas que sacaba de novelas, y cuán presumido parecía cuando decía la frase perfecta en el momento perfecto. Pero ahora mismo, encarando a la muerte, ella se preguntaba qué habría dicho él.

Al final, todo lo que emergió de sus labios fue un fuerte y estridente “¡HERMANOOOOO!”

Y en ese momento, Mitsuha se desvaneció. El lobo, aún con su mandíbula abierta, chocó de cara contra el árbol. Después de retorcerse de dolor por un momento, se levantó y sacudió su cabeza de un lado al otro en absoluta confusión.

 

Con un ruido seco, Mitsuha cayó en la cama. Se materializó de la nada a unos centímetros sobre esta, y el lugar donde estaba ahora la había dejado estupefacta. No porque era desconocido para ella—todo lo contrario. Instantáneamente reconoció que estaba en su propia casa. Específicamente, sentada en la habitación de su hermano Tsuyoshi.

Antes de que siquiera pudiera pensar en porque había terminado en su habitación y no la suya propia, su cuerpo saltó de la capa. Ella conocía la habitación de su hermano por dentro y por fuera. Sus piernas se movieron hasta el escritorio y su mano encontró su camino hasta el segundo cajón.

¿Eh? Umm… ¿Esta es la habitación de Tsuyoshi, cierto? ¿Dónde está el lobo? ¿Todo fue un sueño? ¿Qué hay de Colette? Se preguntó, dejando que sus reflejos supremos se apoderaran de ella. Ahora era “Spex”, no Mitsuha, quién tenía el control.

Como sea, no podía desperdiciar el tiempo en pensar en ello y cada segundo era crítico, su cuerpo saltó a la acción. Corrió como una máquina bien aceitada y sus pensamientos encontraron su camino hasta el presente.

Um… Sigo llevando zapatos, hay hojas en mis ropas, y en general soy un desastre, así que… ¿No fue un sueño? Eso significa que Colette sigue… Mitsuha trató de hacer correr su mente continuamente; mientras tanto, sus dedos localizaron una pequeña bolsa de nylon llena de pequeños balines, la rasgó y puso el contenido en su bolsillo derecho. Los balines eran más pesados de lo que parecían, especialmente esas cantidades.

Sus brazos alcanzaron un objeto de uno de los estantes y lo metió en su cinturón. Era un Tirachinas Falcon II. Aunque a primera vista parecía un juguete, podía hacer tanto daño como una pistola calibre 22. Tsuyoshi la había entrenado para empuñarla, y era decente al dispararla.

A continuación, abrió la ventanilla, sacó una preciosa pieza de metal y la metió en su bolsillo. Era un cuchillo—el Gerber plegable deportivo II. En cuanto sus ojos se posaron en él, Mitsuha recordó las palabras de su hermano: “Escuché que hay un país en donde cada chico obtiene un cuchillo plegable de su padre en su décimo cumpleaños. ¡La forma elegante! ¡El metal brillante! ¡El aura amenazante que sólo las armas reales tienen!” Lo había hecho sonar como la mejor cosa desde el pan en rebanadas, pero en realidad, era simplemente un cuchillo plegable normal.

Las piernas de Mitsuha la llevaron escaleras abajo hacia la cocina. Sus manos tomaron el control nuevamente, tomando un cuchillo para trinchar del compartimento cercano al lavabo. Los cuchillos para sashimi eran más afilados y largos pero probablemente no le harían nada a los lobos sin romperse, así que los cuchillos para trinchar eran una opción más confiable. Después de que la cuchilla fuera envuelta en ropa por seguridad, también fue a su cinturón. Sus manos confiadas agarraron una toalla de cocina de tres pies, la doblaron a la mitad y la colocaron en el suelo. Después de que la llenara de especias como pimienta, shichimi y chile, la enrolló y la guardó en su bolsillo izquierdo.

¿Cómo es que salí del bosque y terminé aquí, en todo caso? No, olvídalo—¡Ahora mismo necesito salvar a Colette! ¿Pero cómo? Espera, estaba llamando a mi hermano y terminé en su habitación. ¿Eso quiere decir que puedo, como, desear a dónde ir? En ese caso, necesito algo con lo que deshacerme de los lobos.

Pero fue demasiado tarde—su cuerpo ya había hecho el trabajo. Antes de que Mitsuha se diera cuenta, ya había terminado sus preparativos y tenía todo lo que creyó necesitar. Después de revisar para asegurarse de que sus reflejos no hubiesen traicionado o pasado por alto algo importante, sus pensamientos la atraparon. Mitsuha llamaba a esta fase “Adquisición de conocimiento”.

¿De verdad puedo regresar? ¿Debería regresar? ¿Esto será suficiente contra esos lobos? ¡Esta vez podría morir en serio! ¡Estoy de vuelta en Japón, sana y salva! ¡¿Por qué debería ir?! ¡¿Cuál es mi motivación?! Repentinamente, Mitsuha llamó de vuelta a su hermano y se preguntó qué es lo que diría acerca de esto.

Se dio cuenta de que había cometido un error, pero era muy tarde; sus palabras demasiado presumidas ya estaban resonando en su cabeza. “¿Hmm? Querida hermana, ¿De verdad necesitas una razón para rescatar a una damisela en peligro?” Está bien, está bien, ¡Tienes un punto! Rayos hermanito sólo cállate, eres un dolor en el trasero… Pero sigo queriéndote, ¡Maldición!

 

Mitsuha apareció de vuelta en el bosque e inmediatamente se estrelló de frente contra un árbol—algo muy alejado de un suave aterrizaje. Mirando alrededor, no vio ninguna señal de aquellos agresores caninos. Seguramente habrían vuelto con Colette, así que ahora el tiempo era esencial. Tampoco había viento, así que debía tener cuidado de no hacer mucho ruido. Colette está bien, estoy segura. No pueden escalar ese árbol, ¿Cierto?

Volvió a toda prisa a donde había dejado a Colette, ignorando los arbustos espinosos que arañaban su piel, pero recorrer toda esa distancia le tomó más de lo que le había tomado su desviación inicial. Una vez que llegó, se escondió detrás de un árbol cercano. Los cuatro lobos le ladraban a Colette. Se veía aterrada pero aun así ilesa. Mitsuha sacó el cuchillo plegable de su bolsillo, desplegó la navaja y cuidadosamente lo deslizó en su cinturón. Luego tomó el tirachinas en su mano izquierda y usó la derecha para preparar unos cuantos balines.

Estos balines eran de acero, lo cual era un poco inusual considerando que los ligeros eran el usual para los tirachinas. Según Tsuyochi, “Producirlos en masa es más barato y fácil, además los hace perfectos para el airsoft. Y son pesados, pero no lo suficiente como para rebotar—lo cual significa que arden como el infierno. ¡Pero estos bebés están hechos de acero! Dispara uno de estos de cerca y atravesarán a tu objetivo. ¡Es el arma más varonil que existe!”

Mitsuha tenía suficientes balines, pero ya que debía atravesar una piel gruesa, dejó de lado el ferviente parloteo de su hermano. Cargando un balín de acero en el tirachinas, colocó el tirachinas hacia adelante y tiró del elástico lo más que pudo. Mitsuha podía parecer débil por fuera, pero eso se debía sólo a su tamaño. Era lo suficientemente fuerte como para tirar del duro elástico; su único límite real era el que pudiera alcanzar. Por supuesto, eso significaba que sus tiros serían más débiles que los de, digamos, Tsuyoshi. Probablemente tendría que golpear el punto débil del lobo adulto de un solo tiro y esperar que los jóvenes no estuvieran tan cerca como creía. Tsuyoshi también tenía una ballesta, pero ella nunca la había usado, y recargarla probablemente tomaría un montón de tiempo. Así que ella—o Spex, tal vez—había decidido no llevarla.

Mitsuha hizo lo mejor que pudo para apuntar cuidadosamente, pero sus manos estaban temblando tanto que decidió simplemente soltar. Escuchó el silbido del balín volando por el aire, luego un estridente chillido a la vez que uno de los lobos más pequeños colapsaba.

¿L-le di en la cabeza? Ahí no hay músculos, así que atravesó su cráneo o al menos le dio una contusión.

En realidad había apuntado hacia el adulto. Después de todo, era el mayor objetivo, así que quería al menos debilitarlo. Aun así, sacar a uno era bastante bueno. Mejor que fallar, al menos. El lobo grande no tenía ni idea de porqué su cría había colapsado, así que simplemente corrió a su lado totalmente desconcertado. ¡Si, sigue siendo mi turno!

Ella preparó cuidadosamente y disparó un segundo balín que golpeó al adulto en su muslo derecho. Ni siquiera lastimó al animal, y por supuesto que ahora la bestia ahora en alerta la miraba directamente a ella. Si las miradas pudieran matar, la de ésta la habría hecho caer muerta instantáneamente. Los lobos más jóvenes notaron hacia donde miraba—probablemente su madre—el lobo adulto, y se abalanzaron contra Mitsuha. Su mamá pareció desconcertada por un segundo, luego se quedó de pie en el lugar, permitiéndole a los jóvenes ir a por el asesinato. Aún asumía que Mitsuha era una niña indefensa.

Rápidamente, Mitsuha disparó un tercer balín que falló. No puedo esperar atinar todo el tiempo. Chasqueó su lengua en frustración y preparó un cuarto tiro—probablemente el último antes de que se acercaran demasiado. Sintió como el pánico comenzaba a apoderarse de ella, pero la distancia a la que los lobos se habían acercado hizo que su último tiro fuera más acertado y poderoso. ¡Le di! Uno de los dos restantes colapsó. Ella golpeó su garganta—un verdadero punto débil.

Sin siquiera mirar a sus hermanos caídos, el último de los descendientes saltó hacia ella. Ya había arrojado el tirachinas, sacado el cuchillo de trinchar de su cinturón y desenvuelto la toalla. Bendecida con una visión excelentemente dinámica y reflejos, Mitsuha no tuvo problemas esquivando al pequeño lobo sin experiencia en cuanto vino hacia ella. En cuanto lo hizo, movió el cuchillo cortando el cuello, mandándolo al suelo junto a los otros dos. Entonces…

“¡AUUUUUU!”

Un aullido que helaba la sangre hizo eco en todo el bosque. Sus niños habían sido asesinados, los tres. Aún si seguían respirando, la cruel naturaleza no mostraría piedad a ninguna bestia con semejantes heridas. Trabajó tan duro en criarlos y estaban tan cerca de la adultez, pero ahora ella los había perdido ante una presa de práctica sin garras, colmillos ni pelaje.

Odio. Odio. Odio. Odio. Matar. Matar. Matar. MATAR. Era todo lo que se encontraba en la mente de la madre de los lobos en cuanto arremetió contra Mitsuha.

¡Aquí viene! Mitsuha se preparó. De alguna manera se sacó de encima al más joven, pero eso la puso en un escenario digno de un jefe final contra la madre. Los lobeznos eran inexperimentados, pero esta claramente no lo era. Engañarla no sería fácil, y Mitsuha era un humano de cuerpo suave que no tendría una oportunidad siquiera en una pelea uno contra uno, así que simplemente había una cosa que podría hacer.

En cuanto el lobo cargó contra ella, Mitsuha cambió su agarre en el cuchillo a la mano derecha y con la segunda alcanzó el interior de su bolsillo. Cincuenta pies… Treinta pies… ¡Ahora! Columpió su mano izquierda y saltó hacia la izquierda. “¡RAAAAWR!” El lobo se lamentó y retorció en el suelo, rodeado de una nube de especias. Con sus sentidos super agudos, ¡Los animales salvajes probablemente no podrían con toda esa pimienta y picante! Incluso Mitsuha estaba en mal estado, con fluido brotando de sus ojos y sus fosas nasales.

Pero tenía que aprovechar esta oportunidad si quería ganar. Luchando contra el dolor de sus ojos, nariz y garganta, empuñó el cuchillo para trinchar y se lanzó contra el lobo. Desafortunadamente, los auténticos animales salvajes estaban diseñados para resistir ataques humanos. Incluso si no podía ver ni oler, un lobo maduro no era lo suficientemente débil como para dejar ir a su presa sin pelear. Rechinó sus dientes y golpeó a la nada con sus garras.

Mitsuha no vio ninguna manera segura de acercarse sin ser rasguñada o mordida, pero no podía perder mucho tiempo dado que la ventaja que había ganado gracias a su bomba picante se disminuía a cada segundo.

¿Qué hago? ¿Qué es lo que mi her-? ¡Ah, ahora no! Trató de combatir el impulso, pero no había caso; ya se estaba imaginando lo que su hermano haría.

Como siempre, su cerebro seleccionó sólo lo necesario de los archivos “¿Qué diría Tsuyoshi?”. “Una persona verdaderamente fuerte es ferozmente orgullosa y tiene el valor para demostrarlo”, su voz sonó en su cabeza, seguido de “¿Sabías que los lobos no pueden cerrar sus bocas si tienen algo atorado en la garganta?”

Parecía un dato curioso sin utilidad. ¡Hasta ahora, eso es! ¡Espero que no estuvieras jugando conmigo, hermano! ¡Si pierdo mi brazo, será tu culpa! Maldita sea, ¡¿En qué estoy pensando?!

“¿Por qué preocuparse por perder un brazo o una pierna? ¿No has visto las películas en las que las personas reemplazan sus extremidades con motosierras o metrallas? ¡Es brutal!”

¡AGH! ¡¿En serio te la estás pasando en grande en mi cabeza, no es así?! ¡Ni siquiera muerto dejas de ser un dolor en mi trasero! Como sea.

Mitsuha saltó hacia el lobo. Visto desde detrás parecía su mejor apuesta, pero este lo notó y reveló sus colmillos ante ella. Balanceó el cuchillo para trinchar a su alrededor y de alguna manera evitó cualquier daño, luego lo tackleó. Ahora estaba sobre su lomo, aferrándose con toda su fuerza. No podría atacarla con sus extremidades en esta posición, y no podría girar la cabeza lo suficiente como para morderla—Espera, ¡¿Puede hacerlo?! ¡No tenía idea de que los cuellos de los lobos podrían girar tanto!

Sin ninguna otra opción, hizo la apuesta de su vida y enterró su brazo izquierdo muy, muy profundo en la boca del lobo. “¡GEH!” se atragantó el lobo, raspando el brazo de Mitsuha con sus colmillos mientras trataba frenéticamente de cerrar su mandíbula. El humano estaba aferrándose al lobo, el lobo tenía al humano sobre él, pero su pelea recién había comenzado.

En cuanto se agarró al cuerpo del lobo, Mitsuha perdió su cuchillo de trinchar. Pero a pesar de todo el caos, gracias a algún milagro, aún tenía un arma—la hermosa cuchilla que su hermano mayor había adorado con tanta vehemencia. “¡G-GERBER DEPORTIVO PLEGABLE SEGUNDOOO!” Gritó el nombre de memoria—sintió que a él le habría gustado así—mientras lo tomaba de vuelta.

¡Apuñala! ¡Apuñala! ¡Apuñala! ¡Apuñala!

Era un cuchillo corto en las manos de una chica débil. La hoja no llegó muy profundo, pero era de una calidad lo suficientemente decente como para perforar la piel y hacer un daño decente. Mitsuha había sobrepasado sus límites más allá incluso de su golpe de adrenalina. Apenas estaba consciente, y su sentido de cautela la había dejado hace un buen rato. Sus piernas se aferraban al lobo prensándolo, con su brazo izquierdo en las fauces de la bestia, estaba mucho más aferrada a esta posición.

¡Apuñala! ¡Apuñala! ¡Apuñala! ¡Apuñala!

Me duele el brazo.

¡Apuñala! ¡Apuñala! ¡Apuñala! ¡Apuñala!

No siento la mano.

¡Apuñala! ¡Apuñala! ¡Apuñala! ¡Apuñala!

Está oscuro. ¿Cuándo se ocultó el sol?

¡Apuñala! ¡Apuñala! ¡Apuñala! ¡Apuñala!

Hermano… ¿Dónde estás?

El lobo se retorció y se resistió, pero no pudo sacarla de encima. La pequeña estatura de Mitsuha y lo poco que pesaba estaban a su favor. Su brazo en la boca del lobo le dificultaba a este respirar o siquiera tomar represalias. No podía reunir tanta fuerza como antes y sentía que algo importante abandonaba su cuerpo. Si el lobo fuese capaz de pensar como humano, estaría enloqueciendo del pánico.

¿Qué es lo que tengo encima? ¿La presa? ¡No! ¡Es algo más! ¡Asqueroso! ¡Aterrador! ¡¿Qué es esto?! ¡¿Qué está pasando?! ¡No, no, no! ¡Ayuda! ¡Ayu–!

 

Repentinamente todo se volvió silencio y ya nada se movía. No, dos de los lobos jóvenes seguían retorciéndose, pero era lo que quedaba de ellos. Eventualmente, se escuchó el sonido de una pequeña niña bajando de un árbol. Miro temerosa de un lado al otro y notó algo que la sobresaltó.

Eran un lobo y una chica, yaciendo en el suelo tan cerca el uno del otro que parecían entrelazados. La sangre de la bestia en el brazo de la chica, el cual estaba alojado en la boca del lobo, era suficiente para asumir que la pelea había sido fatal. La niña del árbol corrió rápidamente hacia ellos y revisó a la otra chica en busca de pulso y más heridas, y se sintió aliviada de haberla encontrado en condición estable. Entonces recogió el cuchillo que parecía espada que yacía cerca, terminó a los lobos más jóvenes que seguían respirando y corrió hacia el pueblo.

Cautelosa y despiadada. Así como era Colette.

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